Viñeta
Citamos: "Pero, qué hay del misterio de la isla de Pascua? Consideremos una parte: el levantamiento de las figuras de piedra. Habiendo reflexionado bien, Thor Heyerdahl adoptó una estrategia sagaz. Dijo al alcalde de la isla, descendiente de los antiguos habitantes, que le daría cien dólares cuando la más grande de las antiguas estatuas de cierto lugar se encontrara de nuevo levantada en su pedestal”.
Citamos: "Pero, qué hay del misterio de la isla de Pascua? Consideremos una parte: el levantamiento de las figuras de piedra. Habiendo reflexionado bien, Thor Heyerdahl adoptó una estrategia sagaz. Dijo al alcalde de la isla, descendiente de los antiguos habitantes, que le daría cien dólares cuando la más grande de las antiguas estatuas de cierto lugar se encontrara de nuevo levantada en su pedestal”.
Y así fue. Entonces el alcalde explicó que para llevar a cabo el emprendimiento requerido se basó en ancestrales conocimientos que habían llegado a él por medio de transmisión oral. Como era de esperar, se le preguntó por qué no lo había comunicado antes el misterio y respondió que nadie se lo había preguntado. “Ahí lo tenemos: el misterio de la isla de Pascua resuelto mediante una hazaña de ingeniería”.
“Deseo indicar ahora algo que pudo pasarse por alto: la claridad de esa explicación. No es difícil imaginar cómo los once hombres lograron inclinar un poco la estatua. Podemos imaginarnos al alcalde colocando los guijarros y las piedras más grandes bajo la estatua para conservar aquellos milímetros de progreso. Podemos apreciar cómo este ciclo, repetido una y otra vez, llegó a levantar el monumento. Aunque el plan del alcalde ciertamente no era obvio antes de que él lo revelara; una vez revelado su lógica es clarísima. El enigma de cómo se levantaron las estatuas se reduce a simple sentido común. En suma, demasiado a menudo hemos perdido de vista las conexiones entre lo maravilloso y lo habitual...".
Fuente: Perkins, D. Las obras de la mente. FCE. México. 1981.